viernes, 24 de mayo de 2019

Los gestos admirables son como los amigos...

...es decir, no hay muchos, pero los elegidos han de guardarse como un tesoro.

En este caso, dado que un servidor lleva poco tiempo en la administración, no son muchos los gestos para meter en ese ronzal. 
No obstante recuerdo con cariño el exponer en una reunión multisectorial improvisada durante un curso la forma de entender de cada uno nuestra llegada a la administración y recuerdo comentar algunas de mis inquietudes y tempranas frustraciones, aquellas que estaba experimentando en los entornos más cercanos y en las rutinas más cotidianas. Yo, pensaba que era símplemente por mi "lastre" de 15 años de experiencia en el sector privado del que procedo; como nunca he sido tímido al exponer asuntos, me lancé a ello como si de un grupo de apoyo se tratase con la incertidumbre, eso sí, de recibir algún coscorrón más. 
Para mi sorpresa, no solo no recibí tal coscorrón sino que encontré gran apoyo por parte de todos los compañeros que no me conocían de nada y que entendían perfectamente a lo que me refería. Me dijeron que no cejara en mis empeños y que este tipo de energías eran necesarias siempre. 
Me sentí con ánimos repuestos, más incluso que soportado por un respaldo no explícitamente buscado. 
Desde entonces determiné que mi forma de entender la gestión de los recursos públicos, mi relación mis compañeros, tanto hacia arriba como hacia abajo en el organigrama, mis responsabilidades y mis iniciativas sería como siempre había intentado que fuera en mi bagaje profesional, de forma asertiva, con buen humor y con la seriedad necesaria. 
Para mí, aunque minúsculo, fue un gesto admirable encontrar el apoyo de compañeros que no compartían mi día a día y que apenas me conocían de nada. 
Algunos se están convirtiendo en amigos incluso, que atesoraré con igual celo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario